La selección femenina de baloncesto inició el largo camino de clasificación al Eurobasket de 2023 con una trabajada victoria a domicilio ante Hungría (62-66), a priori, su gran rival en el grupo. Alba Torrens (19 puntos, cinco rebotes y tres asistencias en 30 minutos en pista) y María Conde (16 puntos, 13 rebotes y cinco asistencias en 37 minutos) sacaron lustre a una España de veteranas y noveles en el primer partido de Miguel Méndez como nuevo seleccionador. Un equipo en proceso de renovación, de cambio de roles y traspaso de herencias, que aprobó con nota su primer examen, sin tiempo apenas para estudiar, pero con mucho de la memoria competitiva aprendida.
Miguel Méndez debutó en el cargo reuniendo un quinteto que fue a la vez una carta de presentación y un mapa de la situación actual de la selección, un equipo en plena transición entre lo que fue, los que es y lo que será. Se presentó España en Hungría con Silvia Domínguez llevando la brújula y el brazalete tras la retirada de la eterna Laia Palau; con Alba Torrens y María Conde, las dos emigrantes del equipo, de 32 y 24 años respectivamente, formando un potente perímetro; y con Laura Gil y Raquel Carrera, 133 internacionalidades y 18, intentando trasladar su conexión en el Valencia a la selección.
Experiencia, pujanza y también candidez en una prometedora mezcla en la que faltaban la lesionada Cristina Ouviña y la campeona de la WNBA Astou Ndour. Y, en la primera rotación, también apareció la debutante Irati Etxarri, la mejor jugadora de lo que va de temporada en la Liga Femenina Endesa, con 18 puntos y 21 de valoración de media por partido, ejerciendo siempre de cuatro. Entre todas sacaron adelante la primera reválida.